Existen más de 150 tipos de VPH que pueden infectar al ser humano, aunque sólo 15 de ellos se consideran de alto riesgo para el desarrollo de la patología de cuello de útero. La infección no sólo se produce por transmisión sexual, sino también por contacto piel a piel.
Uno de los logros científicos más importantes de los últimos 25 años ha sido la demostración de la relación causal entre la infección persistente por determinados genotipos del virus del papiloma humano (VPH) y el posterior desarrollo de cáncer de cuello uterino. Hoy podemos afirmar que el cáncer de cuello uterino (CCU) es, en realidad, una secuela a largo plazo de una infección de transmisión sexual no resuelta, debida a genotipos oncogénicos del VPH. Existen más de 150 tipos distintos de estos virus que pueden infectar al ser humano, aunque sólo 15 de ellos se consideran de alto riesgo para el desarrollo de cáncer de cuello de útero, siendo los tipos 16 y 18 los causantes de más del 70% de los cánceres. Otros tipos (6 y 11) son los responsables de las denominadas verrugas genitales. Además, el VPH está implicado en el 90% de los cánceres de canal anal, en el 40% de los cánceres de vulva y pene y en el 12% de cánceres de orofaringe.
En España, gracias a la aplicación de programas de cribado poblacional (controles ginecológicos periódicos con citología), se ha conseguido reducir la incidencia de cáncer de cuello uterino a uno de los niveles más bajos del mundo. Sin embargo, todavía se diagnostican cada año más de 2000 cánceres de cuello uterino, de las que fallecen aproximadamente unas 700 mujeres. Es decir, que cada día mueren en nuestro país dos mujeres debido a esta enfermedad. El cáncer de cuello uterino es el segundo en frecuencia en las mujeres entre 15 y 49 años, por detrás del cáncer de mama, siendo el más frecuente en mujeres de 15 a 29 años y apareciendo el 34% de los nuevos casos en mujeres menores de 45 años.
En la actualidad disponemos de vacunas que ayudan a prevenir la infección por determinados tipos de VPH, (16 y 18) responsables del 75% de los casos de cáncer de cuello. Las vacunas comercializadas son dos Gardasil y Cervarix. Ambas protegen contra los tipos 16 y 18. Además Gardasil también protege contra los tipos 6 y 11, responsables de la aparición de verrugas genitales. Con la vacuna se inyectan unas partículas similares a los virus que producen una respuesta del sistema inmunitario, de tal manera que el cuerpo de la persona vacunada produce y acumula anticuerpos que pueden reconocer y atacar específicamente a esos tipos de los virus VPH.
Es muy importante concienciar a la población que la vacunación no protege totalmente de la aparición del cáncer de cuello uterino. Un 30% de los cánceres están producidos por otros tipos de VPH no contenidos en la vacuna. Es la combinación del correcto control ginecológico periódico y la vacunación lo que maximiza la eficacia de la de prevención precoz para combatir el cáncer de cuello de útero.
Dr. José V. Garaulet Rodríguez